La fascinante historia de cómo Francia creó el sistema métrico decimal y está por redefinir el peso de un kilogramo
Madhvi Ramani BBC
Travel
17 octubre 2018
En la fachada del Ministerio de Justicia en París, justo debajo
de una ventana de la planta baja, hay un cuadro de mármol grabado con una línea
horizontal y la palabra "MÈTRE", es decir, metro.
Apenas se nota en la gran Place Vendôme, pero esta plataforma es
uno de los últimos 'mètre étalons' (medidas de metro estándar) que quedan.
Grabados así se
colocaron en toda la ciudad hace más de 200 años en un intento por introducir
un nuevo sistema universal de medición.
Y es solo uno de los muchos sitios en París que apuntan a la
larga y fascinante historia del sistema métrico.
"La medición es una de las cosas más banales y ordinarias; pero, en
realidad, las cosas que damos por sentado son las
más interesantes y las que tienen historias más contenciosas", asegura Ken
Alder, profesor de historia de la Northwestern University y autor de "La
medida de todas las cosas", un libro sobre la creación del metro.
La gran revolución
Ahora es algo natural en todos los lugares a los que vamos: el sistema
métrico, que se creó en Francia, es el sistema oficial de medición para casi
todos los países del mundo, excepto
Estados Unidos, Liberia y Myanmar.
Pero no siempre fue
así: hubo un momento en el que cada vez que se viajaba, se tenían que usar
diferentes conversiones para las mediciones, como lo hacemos aún para la
moneda.
Fue así hasta la
Revolución Francesa a finales del siglo XVIII.
Antes de ese
acontecimiento, los pesos y las medidas variaban no solo de una nación a otra,
sino también dentro de las naciones.
Solo en Francia, se estimó en ese momento que se utilizaban al
menos 250.000 unidades diferentes de pesos y
medidas.
Pero entre los años
volátiles de 1789 y 1799, los revolucionarios buscaron no solo derrocar la
política al quitarle el poder a la monarquía y la Iglesia, sino también
derrocar viejas tradiciones y hábitos.
Con este fin,
introdujeron, entre otras cosas, el Calendario Republicano en 1793, que
consistía en días de 10 horas, con 100 minutos por hora y 100 segundos por
minuto.
Además de eliminar la influencia religiosa del calendario, esto ayudó a
introducir el sistema decimal en Francia.
Y aunque esa forma
de medir el tiempo no se mantuvo, el nuevo sistema de medición, que es la base
del kilogramo y del metro, permanece hasta hoy.
¿Cómo nació el sistema decimal?
La tarea de idear un nuevo sistema de medición se asignó a los
pensadores científicos más preeminentes de la Ilustración
francesa.
Estos científicos
querían crear un conjunto nuevo y uniforme basado en la razón, en lugar de las
autoridades y tradiciones locales.
Por lo tanto,
determinaron que el metro debía basarse exclusivamente en la naturaleza: tenía
que ser una 10 millonésima parte de la distancia
desde el Polo Norte hasta el ecuador.
La línea de longitud que va desde el polo hasta el ecuador que
se usaría para determinar la longitud del nuevo estándar fue el meridiano de
París.
Esta fue trazada en su curso actual por dos astrónomos que
partieron de París en 1792: Jean-Baptiste-Joseph Delambre, que viajó al norte,
a Dunquerque, mientras que Pierre Méchain viajó al sur, a Barcelona.
Usaron la última tecnología de la época y el proceso matemático
de triangulación para medir el arco meridiano entre estas dos ubicaciones a
nivel del mar.
Luego, extrapolando la
distancia entre el Polo Norte y el ecuador al extender el arco a una elipse,
los dos astrónomos acordaron a reunirse al cabo de un año en París para
presentar el nuevo estándar universal de medición.
El proceso, sin embargo, terminó tomando siete. Como Alder
detalla en su libro, la medición de este arco meridiano en un momento de gran
agitación política y social demostró ser una empresa épica.
Los dos astrónomos
fueron recibidos frecuentemente con sospecha y animosidad; cayeron dentro y
fuera del favor del Estado; e incluso resultaron heridos en el trabajo, dado
que implicó escalar a puntos altos como las cúpulas de las iglesias.
El Panteón, que Louis XV encargó originalmente que fuera una iglesia, se
convirtió en la estación geodésica central de París, desde
cuya cúpula Delambre triangulaba todos los puntos alrededor de la ciudad.
Hoy en día, sirve
como un mausoleo para los héroes de la República, como Voltaire, René Descartes
y Victor Hugo.
Pero durante el
tiempo de Delambre sirvió como otro tipo de mausoleo: un almacén para todos los
pesos y medidas anteriores que habían enviado las ciudades de toda Francia en
anticipación al nuevo sistema.
Negativas
A pesar de todo el esfuerzo y conocimiento dedicado a la nueva medida,
esta rápidamente tuvo que enfrentarse a un nuevo obstáculo: nadie
quería usarla.
La gente se
mostraba renuente a abandonar las viejas formas de medir, ya que estas estaban
estrechamente ligadas a los rituales, costumbres y economías locales.
Utilizar una medida estándar de
medición conllevó más de un siglo de esfuerzos.
Un ejemplo es el ell, una medida de tela, generalmente igualaba
el ancho de los telares locales. Mientras, la
tierra cultivable a menudo se medía en días, haciendo referencia a la cantidad
de tierra que un campesino podría trabajar durante este tiempo.
Las autoridades de
París estaban tan exasperadas por la negativa del público a renunciar a su
antigua medida que incluso enviaron inspectores de policía a los mercados para
hacer cumplir el nuevo sistema.
Finalmente, en 1812, Napoleón abandonó el sistema métrico: aunque
todavía se enseñaba en la escuela, en gran parte dejó que las personas usaran
las medidas que les gustaban hasta que fue restablecido en
1840.
"Pasaron
aproximadamente 100 años antes de que casi todos los franceses comenzaran a
usarlo", señala Alder.
Pero esto no solo
se debió a la perseverancia del Estado.
Revolución industrial
Francia avanzaba rápidamente hacia la revolución
industrial, la cartografía necesitaba de cada vez mayor precisión por razones
militares y, en 1851, se celebró la primera de las grandes Ferias Mundiales,
donde las naciones debían mostrar y comparar su conocimiento científico e
industrial.
Y, por supuesto,
para esto se necesitaban medidas claras y estándar, como el metro y el
kilogramo.
A esta tarea ayudó notablemente una de las instituciones internacionales
más antiguas del mundo: la
Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por sus siglas en
francés).
Originalmente establecida para preservar los estándares internacionales,
la BIPM promueve la uniformidad de siete
unidades internacionales de medida: el metro, el kilogramo, el segundo,
el amperio (que mide la intensidad de la corriente eléctrica), el kelvin
(unidad de temperatura), el mol (cantidad de sustancia) y la candela (mide la
intensidad luminosa).
Fue allí donde se
elaboró la barra de platino del metro estándar que se usó para calibrar
cuidadosamente las copias, que luego se enviaron a otras capitales. Y, en la
década de 1960, el BIPM redefinió
el metro en términos de luz, haciéndolo más preciso que nunca.
Desde entonces,
definido por las leyes universales de la física, finalmente fue una medida
verdaderamente basada en la naturaleza.
Nueva medida del kilogramo
El edificio de la BIPM también alberga el
kilogramo original, que se encuentra bajo tres campanas en una bóveda subterránea y solo
se puede acceder a él con tres llaves diferentes, en poder de tres personas
diferentes.
Pero, en el mes de
noviembre, el peso de un kilogramo será nuevamente medido de acuerdo a otras
constantes físicas.
Así se conserva
el kilogramo original.
"Establecer una
nueva base para una nueva definición del kilogramo es un desafío
tecnológico muy grande. Fue descrito en un momento como el segundo experimento
más difícil del mundo, el primero fue el descubrimiento del bosón de
Higg", asegura Martin Milton, director del BIPM, quien me mostró el
laboratorio donde se realiza la investigación.
Mientras me explicaba el principio del equilibrio de Kibble y la
forma en que una masa se pesa contra la fuerza de una bobina en un campo
magnético, me maravillé de la última ingeniería científica que tenía ante mí.
Y, también, de la precisión y el esfuerzo personal de todos los
que han trabajado en el Proyecto Kilogramo desde que comenzó en 2005 y ahora
están muy cerca de lograr su objetivo. Al igual que con el Proyecto Meridiano
del siglo XVIII, la definición de las unidades de medida sigue siendo uno
de nuestros desafíos más importantes y difíciles.
Comenzó con el metro, formó la base de nuestra economía moderna
y condujo a la globalización.
Permitió la ingeniería de alta precisión y sigue siendo esencial
para la ciencia y la investigación y, también, para la comprensión del
universo.
Las Unidades del
Sistema Internacional S.I
La definición de
cada unidad se ha vuelto cada vez más técnica y depurada, por ejemplo, la
medida de un metro era la diezmillonésima parte del meridiano terrestre del
ecuador al polo norte.
Metro original
Posteriormente se definió el
metro como la distancia entre dos marcas de una barra patrón de una aleación de
platino-iridio. Se hicieron dos barras las cuales se conservan depositadas en cofres
situados en los subterráneos del pabellón de Breteuil en Sèvres, Oficina de Pesos y
Medidas, en
las afueras de París.
Actualmente se define el metro
como la distancia recorrida por la luz en el vacío en un tiempo de 1/299 792 458 de segundo,
ósea lo que recorre la luz al vacío en poco menos de una 300 millonésima de
segundo, solo para comparar un parpadeo humano dura en promedio 0,3 s, es decir
aproximadamente un tercio de segundo, lo que a su vez significa que la luz en
el vacío en un parpadeo recorre 90 mil metros, lo que es igual a 90 km.
Metro patrón
La
Convención Nacional, afín de generalizar el uso del sistema métrico, hizo
colocar dieciséis metros patrón de mármol en las calles más frecuentadas de
París.
Estos
metros fueron instalados entre febrero de 1796 y diciembre de 1797. Éste es uno
de los dos últimos que quedan en París y el único que se conserva en su sitio
original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario